Esta sería sin duda otra de las "preguntas del millón" que se hacen muchos de los que acuden a un gimnasio.
En realidad se trata de una falacia y es una opinión completamente desacertada. Mucha gente piensa que, para tener unos abdominales bien marcados, el método más infalible es hacer cientos, miles de repeticiones. Creen que la única forma de "marcar tableta" es trabajar la zona contínuamente, día a día.
En realidad, todos tenemos en mayor o menor medida nuestros músculos abdominales. El problema radica en la grasa y líquidos que los tapan y nos hacen imposible el lucirlos como nos gustaría. Así pues, nuestros esfuerzos deben centrarse sobre todo en bajar nuestro porcentaje de grasa corporal, de forma que se muestren en todo su esplendor.
¿Cómo eliminamos esa grasa localizada?
Pues es más sencillo de lo que parece, en realidad la solución, más que en el gimnasio, está en la alimentación que llevamos. Si conseguimos reducir de forma considerable la grasa de nuestra dieta, lograremos reducir los lípidos de nuestra pared abdominal. Es fundamental reducir la ingesta de fritos, consumir el mínimo posible de grasas saturadas, evitar en todo lo posible la bollería, las bebidas azucaradas, los dulces... Habría que sustituir todo esto por pastas, arroces, alimentos ricos en fibra, vegetales y algunas frutas.
¿Algo más?
Aunque la dieta es el aspecto más importante a la hora de lograr nuestros objetivos, lo ideal sería incluir el ejercicio, con estos tres métodos que detallo a continuación:
1. Cardio. Estaríamos hablando del sistema más popular. Lo idóneo sería lograr un ritmo moderado, llegando a mantenerlo durante entre media hora y una hora.
2. HIT. Se le conoce también como "entrenamiento interválico". La idea central de este tipo de actividad es la alternancia de intervalos de alta intensidad con otros de baja para la recuperación.
3. Trabajo de musculación. Aunque suele creerse que la forma más adecuada de eliminar la grasa es mediante la actividad aeróbica, no es el único medio del que disponemos para lograr este fin. No olvidemos que, cada kilogramo de músculo que logramos incorporar a nuestro cuerpo, supone un aumento del gasto en calorías de unas 100 kilocalorías al día. Es un dato que no podemos pasar por alto.
En realidad se trata de una falacia y es una opinión completamente desacertada. Mucha gente piensa que, para tener unos abdominales bien marcados, el método más infalible es hacer cientos, miles de repeticiones. Creen que la única forma de "marcar tableta" es trabajar la zona contínuamente, día a día.
En realidad, todos tenemos en mayor o menor medida nuestros músculos abdominales. El problema radica en la grasa y líquidos que los tapan y nos hacen imposible el lucirlos como nos gustaría. Así pues, nuestros esfuerzos deben centrarse sobre todo en bajar nuestro porcentaje de grasa corporal, de forma que se muestren en todo su esplendor.
¿Cómo eliminamos esa grasa localizada?
Pues es más sencillo de lo que parece, en realidad la solución, más que en el gimnasio, está en la alimentación que llevamos. Si conseguimos reducir de forma considerable la grasa de nuestra dieta, lograremos reducir los lípidos de nuestra pared abdominal. Es fundamental reducir la ingesta de fritos, consumir el mínimo posible de grasas saturadas, evitar en todo lo posible la bollería, las bebidas azucaradas, los dulces... Habría que sustituir todo esto por pastas, arroces, alimentos ricos en fibra, vegetales y algunas frutas.
¿Algo más?
Aunque la dieta es el aspecto más importante a la hora de lograr nuestros objetivos, lo ideal sería incluir el ejercicio, con estos tres métodos que detallo a continuación:
1. Cardio. Estaríamos hablando del sistema más popular. Lo idóneo sería lograr un ritmo moderado, llegando a mantenerlo durante entre media hora y una hora.
2. HIT. Se le conoce también como "entrenamiento interválico". La idea central de este tipo de actividad es la alternancia de intervalos de alta intensidad con otros de baja para la recuperación.
3. Trabajo de musculación. Aunque suele creerse que la forma más adecuada de eliminar la grasa es mediante la actividad aeróbica, no es el único medio del que disponemos para lograr este fin. No olvidemos que, cada kilogramo de músculo que logramos incorporar a nuestro cuerpo, supone un aumento del gasto en calorías de unas 100 kilocalorías al día. Es un dato que no podemos pasar por alto.